La
República Dominicana es en su mayoría católica con más de 90% de la población
que se reivindica de esta religión. Pero las prácticas de la religiosidad
popular y el vodú dominicano son igualmente muy vivas.
El vodú, originario de Dahomey, actual
Benín, significa genio, espíritu, Dios. Traído por los esclavos africanos se
constituyó en la religión más popular de Haití como resultado de un sincretismo
cultural y de un proceso de creación histórico-social de su identidad. Posteriormente
a Haití, el vodú pasó a la República Dominicana.
La presencia de esclavos africanos en
la parte española de la isla, su búsqueda de respuestas para la sobrevivencia,
las persecuciones y la capacidad de creatividad hicieron posible el surgimiento
de un vodú dominicano. De las diferentes expresiones africanas y de las españolas
surgieron nuevas formulaciones espirituales y populares que diferencian el vodú
dominicano del vodú haitiano. El vodú dominicano es menos rígido en su
liturgia, estructura y organización. Tiene además de elementos del vodú
haitiano, presencia del espiritismo europeo kardeciano, de la santería cubana,
de la religiosidad popular venezolana y simbolizaciones de Buda en sus altares.
Por:
June C. Rosenberg (*)
A
cada lado de la frontera domínico-haitiana han surgido sistemas de vodú,
distintos y parecidos a la vez. Cada país ha desarrollado en esto su propia
organización cultural. Ambos tienen elementos comunes y otros que son
diferentes, lo que deriva, por un lado, de sus raíces, que en ambos casos se
hunden en África y en Europa, y, por el otro, de experiencias históricas
particulares.
Las
referencias que haremos estarán limitadas a los aspectos que más se relacionen
con las categorías incluidas en este estudio y acerca de los cuales existan
datos que en alguna medida puedan ser confirmados.
El sitio y la
parafernalia
En
la República Dominicana son relativamente raros los templos o locales que estén
dedicados principalmente o en gran parte a las ceremonias del Vodú. Por lo
general el centro religioso en que se reúnen los adeptos queda en el interior
de alguna vivienda. La práctica del Vodú es ilegal en la República Dominicana,
como en casi todo el área, así que se trata de actividades privadas sobre todo.
Como las casas son comúnmente pequeñas, suele dedicarse a esas actividades una
pequeña habitación en que se coloca el altar y se guarda toda la parafernalia
del vodú: una o varias cruces, algunas cromolitografías, la campanilla, los
pañuelos y trajes, las túnicas, los turbantes, etc., y asimismo las banderas,
uno o más tambores, etc., todo lo cual se utiliza según lo que exija el
espíritu que llega. De conformidad con lo señalado por Patín Veloz, los
tambores que se emplean para llamar a los "seres" o para acompañar el
canto, "casi no se usan en el vodú dominicano de las ciudades" (1).
Ese
autor dice también que el pito o silbato se coloca encima del altar y agrega
esta observación:
(El pito) se emplea
para llamar a los petrós. Como son escasos los servidores que se dedican a
servir a estos seres, el pito se usa muy poco entre nosotros.
Algunos
de los sacerdotes viven en el campo; y otros viven en la ciudad, tienen
"un campito" donde a veces se reúnen y preparan sus
"trabajos" o sus brebajes. Allí a veces "realizan ciertas
ceremonias" a las que asiste un mayor número de gente.
Hay distintos tipos de "seres" o "luá", llamados los
"radá" y los "petró". Cada una de estas categorías tiene su
propia música, sus propios "luá"; según sea la categoría de que se
trate, se le sacrifica una clase de animal que debe tener un determinado color
y otras particularidades, y cada una tiene asimismo instrumentos musicales,
bailes, ritos y muchos otros elementos que le son propios. Los "luá"
radá son considerados dulces, suaves y benignos. Los ritos específicos para el
complejo radá tienen la característica de que las ceremonias se terminan
diciendo "abobo". Los otros "luá", los petró, son tenidos
por violentos. Como dice el profesor Deive, "los petró son vistos como
'amargos', ásperos' y agudos' y usados para manipulaciones mágicas". Los
ritos para los "luá" petró tienen un tipo de sacrificio que les es
propio (de animal y de comida seca), lo mismo que música, baile, etc.,
particulares, y al terminar se dice "biló-biló" con similar actitud
de reverencia que en las ceremonias radá.
La jerarquía
religiosa
Con
respecto a la organización social y religiosa del vodú dominicano, nada mejor
que citar al Profesor Deive, quien señala que "carece de un cuerpo
sacerdotal organizado jerárquicamente. Las prácticas rituales se efectúan en
forma individual...".
El
oficiante del vodú dominicano opera solo, y generalmente no tiene a su
alrededor el conjunto de servidores y ayudantes mencionados en las obras que se
refieren a otros ambientes socio-culturales. Como dice Deive: “Las prácticas
rituales se efectúan en forma individual y se reducen casi siempre a propiciar
el trance y la posesión del propio oficiante...”.
La cosmología
En
el vodú dominicano los "lua", "seres" o
"espíritus", se corresponden, implícita o explícitamente, con santos
católicos, y están organizados en categorías llamadas "divisiones",
que en principio son veintiuna. Un sacerdote nos dijo que él tenía más
divisiones: veinticinco o veintiséis. Algunas divisiones coinciden con las de
Haití (que allá se denominan "naciones"); otras son diferentes y no
se corresponden con los mismos santos en las listas accesibles de
equivalencias. Según lo que pudimos determinar, los ''luá'' radá o
"dulces" y los petró se hallan entremezclados unos con otros.
A cada luá le corresponde un santo
católico.
Legba Manosé San Antonio Abad
Legba Carfó San Antonio de Padua
Ogun Balenyó San Santiago
Ogun Badagrig San Jorge
Ogun Panamá San Wenceslao
Ogun Negué San Martín
Piel Básica San Pedro
El Barón del Cementerio San Elías
El Barón Sandí San Gerardo
Belie Berkán San Miguel
Candelo Sedise San Carlos o La Candelaria
Dambala Vedo San Patricio
Adogan Piel San Marcos
Gran Soléis San Nicolás de Bari
Tinyó Alaué San Rafael
Gutapie Anfinido San Judas Tadeo
Gran Buá San Cristóbal
Polizón Fronté San Emilio
Gunguna Gulyone Santa Elena
Alaila La
Virgen (María) de la Altagracia
Clemencina Santa Eulalia
Ana Manbro Piel La Dolorosa
Candelina Sedifé La Candelaria
Dili Danto Piel Santa Rosa de Lima
Anaisa Piel Danto Santa Ana
Rosita Legba Santa Rosa de Portugal
Guedelia Lagcua Santa Marta
En
el vodú dominicano es muy marcada, tanto al comienzo como al final del trance o
"posesión espiritual", la respiración fuerte y profunda que se da en
la persona que se "monta". Por lo menos, así nos ha parecido. En la
transición de personalidades, esto es, cuando llega el pretendido
"espíritu" cuya personalidad sustituye la del "caballo" en
que se "monta", ocurren muchas veces actos de cierta violencia además
de los conocidos cambios en las facciones de la cara, la super-respiración, en
la voz, en la postura, etc. La violencia a que nos referimos estriba en que la
llegada del "ser" aparece en ciertos casos coordinada con bruscos
movimientos físicos que se evidencian en el cuerpo del "caballo".
Este tiembla, echa hacia atrás el peso de su cuerpo mientras taconea
rápidamente, o se cae al suelo y se pone a rodar de un lado al otro. Puede
"babear" -salirle saliva por la boca- y el ataque o paroxismo termina
cuando se declara la personalidad del "ser".
Sea
violenta o suave la llegada, los presentes preparan el cuerpo del "caballo"
para que se parezca, tal como ellos se lo imaginan, al "ser" o
"misterio" que lo ocupa. Para prepararlo, uno de los amigos o
asistentes, siguiendo la costumbre, le quita los zapatos, le enrolla los
pantalones hasta las rodillas; a veces lo viste con una túnica o un traje de ceremonia
y le pone en la cabeza o en el cuello pañuelos de raso, del color que
corresponda al "ser", etc.
En
un caso presenciado por nosotros, el "ser" pidió una batata en cuanto
llegó, y hubo que buscársela aún siendo de noche. Con ese deseo el "luá"
se presenta caracterizado como un campesino ya viejo que anda con su macuto, y
tras serie satisfecho empezó la consulta o el "trabajo".
El
sacerdote del vodú dominicano se monta así, sin música, ni cantos, por lo
general con un rezo mediante el cual se llama al "ser". El Profesor
Deive señala: “Las sesiones voduistas dominicanas son generalmente privadas, y
en ellas participan solo el brujo, el cliente y el luá invocado. Las
colectivas... constituyen la excepción”.
En
estas sesiones el luá mira alrededor cuando llega, y saluda a cada individuo
presente llamándolo por su nombre, acto que significa que lo ha reconocido;
pregunta por su bienestar y le da las dos manos, con los antebrazos cruzados
uno encima del otro de modo que la mano derecha queda a la izquierda y ésta a
la derecha, se las estrecha y sacude con fuerza hacia arriba y abajo. Es
costumbre, además, que los dos giren en redondo, sin soltarse de las manos y
manteniéndolas en alto, por encima de las cabezas.
A
veces el sacerdote, hallándose en ese estado, hace demostraciones con una serie
de pruebas, como por ejemplo: ingerir ron, comida en exceso, pegarse una vela
encendida en el cuerpo, metérsela en la boca sin quemarse, clavarse alfileres
en el brazo sin sangrar etc.
La
consulta es la parte más importante del acto. En ella el pretendido "luá"
o "espíritu", después de analizar el problema que provoca la consulta
del creyente, instruye a éste acerca de cómo eliminar el mal que él imagina que
lo aqueja. Es posible que también prepare o prometa preparar algo que necesita
la persona que hace la consulta, ya sea una oración, un amuleto, una medicina o
brebaje, o un sinnúmero de recomendaciones.
Terminada
la consulta, al sacerdote le sobrevienen de nuevo los cambios físicos que se habían
presentado al comienzo del trance: respiración fuerte y profunda, alteración de
facciones, etc. A veces cae como dormido y cuando despierta lo hace con los
ojos muy abiertos, mostrando sorpresa por encontrarse allí de nuevo en su personalidad
normal, y preguntando que le pasó, ya que se supone que no debe saber que
estuvo "montado" ni tener conciencia de ello.
Las ceremonias y los
servicios
Como
dice el Profesor Deive, "el trato con los seres exige... sacrificio y
ofrendas, los cuales reciben el nombre de servicios en el vodú
dominicano".
Los
sacrificios son de dos clases: la comida vegetal y el sacrificio de animales
domésticos. El primer caso, según el Profesor Patín, se llama "plato
divisional". Es un sacrificio vegetal en que se usan cantidades iguales de
ajonjolí, maíz, maní y trocitos de coco, a lo que a veces se añade un huevo; y
hay varias maneras de repartirlo. Este plato se dedica en general a todas las
divisiones de los luá, que son veintiuna.
A
más de eso, dice el mismo autor, existe la "mesa divisional", que se
ofrece a "una o varias divisiones en acción de gracias por un favor...".
Consiste en una complicada ceremonia formada por varios ritos y diversos
sacrificios. Hay en ella sacrificio de animal, preparación de alimentos para la
"mesa divisional", uso de un "huevo divisional" y, entre
otras cosas, se traza en el piso un dibujo "mágico" rudimentario, con
polvo de café, harina de trigo y harina de maíz.
Las
ceremonias que se celebran en el vodú dominicano son principalmente los
bautizos, las adopciones, los matrimonios, los funerales, las consagraciones
(parecidas a bendiciones de objetos), los despojos (“operaciones o ceremonias
mediante las cuales se libre una persona, o a un lugar, o a un objeto de
'seres' o fuerzas perjudiciales o perturbadores”) y las ayudas o
"trabajos".
Aparte
de estas ceremonias, se observan las fechas del calendario que corresponden al
día de cada santo equivalente a un "luá". Por ejemplo: el 25 de julio
es el día de Santiago Apóstol, patrono de Ogún Balenyó; el 4 de diciembre es el
de Santa Bárbara, patrona de Shangó y de otros "seres", y así por el
estilo.
Se
supone que los devotos celebran el día de su "luá" por la fecha del
santo que le corresponde, además de efectuar, en su cumpleaños, "trabajos"
especiales para que el "luá" equivalente al santo de ese día, le haga
bien a lo largo del año. Celebran asimismo algunas de las ceremonias generales,
de toda la sociedad, como el 25 de diciembre y otras.
(*)
El gaga, religión y sociedad de un culto dominicano. Un estudio comparativo. Colección
Historia y Sociedad No. 37. UASD. Santo domingo. RD. 1979.
(1) Patín Veloz, E.,
"El Vodú y sus Misterios" en Revista Dominicana de Fo1klore No. 2.
pp. 141-161, Sto. Dom., R. D., 1975.
(2) Deive, Carlos
Esteban. “Vodú y Magia en Santo Domingo”. Museo del Hombre
Dominicano. 1975.
El Vodú
Dominicano está organizado de manera similar a un gran Estado o Nación. Las
famosas 21 Divisiones son precisamente organizaciones o “reinos”
de la Nación Vodú.
Algunos
investigadores e iniciados creen que son 21 Divisiones porque del África
llegaron, supuestamente, de 21 territorios (o potencias) diferentes.
Aunque resulta atractivo el dato, no hay comprobaciones irrefutables de él.
Además, por los menos dos de las 21 Divisiones no llegaron del
continente africano: la División India y la Petró.
Divisiones
más conocidas. Jefes y características.
1-
División Legbá. Son los
ancianos del panteón Vodú, como el consejo de Areópago griego o como los
ancianos yorubas, que obligaban a sus gobernantes a suicidarse para
darle oportunidad al sucesor. Su Jefe es Papá Legbá Manosé, se sincretiza en
San Antonio Abad (Algunos creen que es en San Pedro). Ellos actúan como regente
o guardianes de todo el Panteón. Sus mandatos son absolutos e inapelables. La
tradición cuenta que cuando Bon Dié se cansó (El Dios cristiano descansó el
séptimo día.) le entregó el mundo a Papá Legbá para que lo rigiera hasta que él
regresara algún día. Papá Legbá, entonces, llamó a Ogún Balendyó (herrero de
ocupación.) para que este organizara el ejercito del Vodú. Pertenecen a esta
División; entre otros; Legbá Atibón, Legbá Carfú (San Antonio el Ermitaño.),
Macuté y Gramisí.
2-
División del Fuego. El Jefe
es Ogún Balendyó. Militar austero. Funciona como especie de Ministro de las
Fuerzas Armadas. Le dicen el Cónsul, porque supuestamente ayuda a conseguir
visas. Cuando es llamado a consultar por los Legbás debe abandonar su lanza y
pertrechos militares e ir donde ellos despojado de mandos bélicos. Algo similar
a lo que hacían los imperatores romanos cuando re-cruzaban el Rubicón
para ponerse a disposición del Congreso.
Ogún
viste de azul, fuma, bebe y monta un caballo blanco. Se sincretiza en San
Santiago Apóstol. Se tiende a decir que esta es la División Ogún. No existe
tal. Lo que ocurre es que en esta División hay varios Ogunes: Ogún
Badagrí (San Jorge.), Ogún Batalá, Ogún Fegallo, Ogún Negué (San Martín.), Ogún
Panamá (San Wenceslao.) y Ogún Ansú. Pero también hay miles de entidades allí
que no son Ogunes.
3-
División Radá, División del Aire o Blanca. El Jefe es Pié Pier Basicó, se sincretiza en San
Pedro. A ella pertenecen Belié Belcán Toné (Se sincretiza en San Miguel. Esposo
de Anaísa. Viste de verde con rojo), Anaísa (Se sincretiza en Santa Ana o en
Santa Luisa, algunos dicen que en María Magdalena. Es puro erotismo y viste de
amarillo. Se asegura que es amante clandestina de Candelo), Candelo Cedifé (Se
sincretiza en San Carlos Borromeo. Dueño de los bares y las peleas de gallos.
Viste completamente de rojo. Buen curandero. Hay toda una confradía de Candelos.),
Metresilí Dantó Pié (La gran dama de vodú. No bebe alcohol, protege el
matrimonio, es esposa de Ogún Balendyó. Viste de blanco y rosado. Se sincretiza
en La Dolorosa.), Damballah (San Patricio.), Cusen Bacá, Asaá, Linglesú; entre
otros.
4-
División India. El Jefe
es Samaó o Gamaó. Es una División, como escribimos antes, sumamente
espiritual. No ingieren alcohol. Básicamente toman agua de coco. En todos los
altares o Bayí organizado hay una tina dedicada a los Indios.
Ellos, desde que suben a cabeza del servidor o servidora, se bañan en esa tina
y hablan una jerga que realmente se parece mucho a lo que conocemos del idioma
taíno. Muchos piensan que cuando Anaísa sube a cabeza de manera espiritual lo
hace dentro de un mal llamado Punto madre. No existe tal. Ella lo hace dentro
de la División India, en la cual hasta a esa Afrodita caribeña le exigen
pudor. Integran esta División: Agalla Dulce, Tinyó Alaué (San Rafael.),
Caonabo, Cayacoa, Enriquillo, Guaroa, Mencia, Hacuaí Dantó, Tamayo, Carmelina
Dansolei; entre otros.
5-
División Guedé. El Jefe
es el Barón Samedí. Se sincretiza en San Elías del Monte Carmelo. Esta es la División
de los “muertos”. Su recinto o palacio esta situado en la primera
tumba del primer muerto de los cementerios. Los Guedeses están dentro de la
barriga del Barón y sólo salen de allí cuando son invocados. Los Guedeses son
procaces, pendencieros, jugadores, comen picantes, beben mucha ginebra, visten
de negro y se pintan las caras con cenizas. Ellos aseguran que los blancos (los
radases) viven prometiendo cosas para que ellos (los guedeses) las consigan. Si
la primera tumba de un cementerio corresponde a una mujer entonces en ese
camposanto rige Madame Brigitte, la esposa del Barón. Pertenecen a esta
División: Limbó (San Expedito), Barón Sandí (San Gerardo.), Lacuá, Carfú,
Zumbí, Gedelía, Lacuá, Luis Guedé; entre otros.
6-
División Petró. El Jefe
divisional es Gran Buá Yilet. Viste de marrón y se sincretiza en San Cristóbal.
Esta División es puramente dominicana. No existe algo parecido o equivalente en
el panteón del Vodú haitiano. Esta División está muy asociada a los ritos de
sangre. No es de extrañar que cuando un luá Petró está en cabeza tome sangre de
pollo u otro animal. Hasta la sangre del propio servidor es tomada por el luá
frecuentemente. Para ello cortan la piel de los antebrazos con una navaja de
afeitar o comen vidrio. Los Petroses acostumbran a realizar fiestas
ceremoniales entre las selvas tupidas. Dentro del ritual realizado se incluye
el cavar un gran hoyo en la tierra donde varios servidores poseídos por
entidades se entierran durante varios días. Generalmente estas fiestas tienen
mucho de salvaje.
A pocos
servidores les agrada, por la violencia ejercida, subir a a cabeza a un
misterio Petró. Esta División se inició en Barahona con un renegado sacerdote
colonial que llegó a ser Hungan de Vodú. Acostumbraba a efectuar un rito en el
cual se danzaba hasta el cansancio y se bebía alcohol profusamente ligándolo
con pólvora. Cuando los participantes ingerían aquella mezcla, se cuenta,
botaban sangre por los poros y luego las tomaban para no perderla.
El Petró
más famoso es el Gran Toró (Se sincretiza en el Jesús de la Buena Esperanza.).
También forman parte de los Petroses: Jean Fegó Pié (Se sincretiza en Ponce de
León.), Criminal y Tiyán Petró. Todos estos sólo pueden ser invocados dentro un
ritual complejo y cautivante.
Otras
Divisiones.
7-
División Locó: El Jefe
es Locó Sinaya, que se sincretiza en San Francisco de Asís. Viven en los
árboles.
8-
División Simbí: El Jefe
es Simbí Andersón. Se sincretiza en San Andrés.
9-
División Congó o Congo: El Jefe es Gamodí. No se sincretiza.
10-
División Guiné: El Jefe
es Aguiné Pier. No se sincretiza.
11-
División Ñiñigó o Ninigó: El Jefe es Ramón Sandó. No se sincretiza.
12-
División Caé: El Jefe
es Caé Samá. No se sincretiza.
13-
División Danguelé: El Jefe
es Danguélé Quinamá. Se sincretiza en San Eustaquio.
14-
División Shuqué: Shuqué
Alangué. No se sincretiza.
15-
División Marasá o de los Gemelos: El Jefe es Radisá Lamé. Los hermanos Marasá se sincretizan
en los santos Cosme y Damián.
16-
División Piué: El Jefe
es Lambá. No se sincretiza.
17-
División Difemayó: El Jefe
es Gamó. No se sincretiza.
18-
División Petifoné: El Jefe
es Sigó. No se sincretiza.
19-
División Locamí: El Jefe
es León Nicomé. No se sincretiza.
20-
División Sombí: El Jefe
es Pier Tiyán. No se sincretiza.
21-
División Nagó: El Jefe
es Olisá Bayí. Se sincretiza en San Enrique.
No hay comentarios:
Publicar un comentario