‘‘Dicen que Liborio ha muerto Ay ay ay
Liborio no ha muerto na Ay ay ay
Liborio lo que le pasa Ay ay ay
Es que no come pendejá Ay ay ay’’.
(Estrofa de una canción liboriana).
Por: Federico Cabrera
A principios del siglo XX apareció en la zona norte de San Juan de la Maguana un extraño hombre de barbas largas que se decía enviado de Dios, curaba a los enfermos con un ensalmo, un buche de ron y un tomo llamado ‘‘La Tirindanga’’, invitaba a la gente a hacer el bien y vivir en paz, incentivaba el culto a la Santísima Trinidad y hacía dramáticas profecías.
Antes de darse a conocer a la vida pública, hubo una gran tormenta, un huracán en San Juan de la Maguana para el año 1908. Olivorio Mateo Ledesma desaparece; sus familiares no saben donde se encuentra y lo dan por muerto. Entonces, en medio del rezo de los nueve días, reaparece diciendo que el venía de muy lejos. Afirma que había ido al cielo con un ángel, el ángel Gabriel, montado en un caballo plateado. Dice que había hablado con Dios y que Dios dijo que no podía quedarse en el cielo, que regresara a la tierra. Y le dio una misión curar a los enfermos y predicar. En ese mismo instante nació un profeta, el profeta Olivorio Mateo.
Llamado por algunos de sus seguidores ‘‘El Maestro’’ y por otros, ‘‘Papá Liborio’’, entre 1908 y 1922 se convirtió en una especie de ‘‘Mesías’’ para gran parte de los habitantes de la referida comarca, algo que fue visto como un peligro por los gobiernos de Ramón Cáceres, Eladio Victoria y la Intervención Militar Norteamericana, respectivamente.
Las personas que conocieron físicamente a Liborio Mateo lo describen como un hombre mulato, carismático, obediente, de poco hablar, rostro tierno, pelo crespo, iletrado y con 5.5 pies de estatura, que nació en la sección La Maguana, probablemente en 1876. Era hijo de Andrés Mateo y Sacarila Ledesma, quienes vivían de la explotación de pequeños predios agrícolas.
Liborio tuvo una triple misión: profeta, curandero y guerrillero. ‘‘Vete para tu casa, que tú estás bueno’’, le decía Liborio a las personas que acudían en busca de salud. Antes de despedirlos, les aplicaba a los pacientes el brebaje llamado ‘‘La Tirindanga’’, hecho con base a plantas naturales, le rociaba ron en la cara y le daba dos manotazos.
Liborio profetizó que la tierra se voltearía con lo de abajo para arriba, interpretando el advenimiento de maquinarias agrícolas como arado y tractores, y vaticinó que el ganado vacuno sería utilizado para trabajar la tierra, en referencia al uso de bueyes en faenas agrícolas. Adelantó, asimismo, que en el futuro vendrían pajaritos para transportar personas por el aire, refiriéndose a los aviones, y que los hijos no conocerían a sus padres, indicando la desobediencia generalizada que sobrevendría con el tiempo. De igual manera, predijo que las piedras se volverían batatas, haciendo referencia al posterior uso de ese mineral en la construcción, exhortaba a la gente a mantener su vasija llena, ‘‘porque en cualquier momento los ríos se secan’’, como ha ocurrido, producto de la deforestación, y vaticinó que el municipio de San Juan se convertiría en bayahonda y que el pueblo estaría hacia el norte del Corral de los Indios, hechos que están por verse.
Producto de su trato con el general Wenceslao Ramírez, Liborio fue apresado en dos ocasiones, entre 1909 y 1910. Entre 1916 y 1922, se enfrentó en 16 ocasiones a las fuerzas de la Intervención Militar Norteamericana que detentaban el poder en el país.
En 1920, Liborio consintió en entregar las armas que había en el grupo, pero algunos de sus seguidores, sobre todos algunos perseguidos de la justicia que se habían refugiado en el movimiento, se opusieron. A partir de entonces, el gobierno de intervención consideró a Liborio el guerrillero más peligroso del país y agilizó los aprestos para darle muerte.
Ese mismo año de 1920, Liborio y los soldados regulares libraron en La Peñita un fuerte combate, el cual dejó un saldo de cientos de muertos y 67 herido. En esa ocasión, ‘‘El Maestro’’ logró escapar con vida y se atrincheró en la loma Sabrosa, inclinada al noroeste, próximo a la frontera, con más de 200 hombres.
En ese último punto, Liborio Mateo fue abatido a tiros el 27 de junio de 1922, al igual que uno de sus hijos. Un grupo de los seguidores del ‘‘Maestro’’ llevaron el cadáver a la ciudad de San Juan y lo sepultaron.
Otra historia asegura que no fue abatido sino capturado, el capitán Gregory Williams del ejército norteamericano ordenó su fusilamiento y posterior traslado a San Juan de la Maguana. La marcha se hizo difícil. El camino era irregular y llovía sin parar. Su cadáver fue transportado en "parigüela" (dos varas a ambos lados de los costados, sogas y yagua donde descansaba su cuerpo) tirado por un animal, a la usanza del viejo oeste
El cadáver de Liborio fue mostrado en la plaza pública, luego los soldados le dieron sepultura en el cementerio local, pero al otro día su cadáver "desapareció", lo que hizo sospechar que los gringos lo trasladaron a otro lugar para impedir la peregrinación. Sin embargo, sus seguidores interpretaron el hecho como un acto de resucitación.
Así nació el mito del profeta, del mesías Liborio Mateo en la Maguana y se irradiaba a las comunidades vecinas para proyectarse en toda la Región.
El centro de su misión es la llamada Agüita de Liborio, un sitio bien cercano a la Cordillera central. Este lugar antes tenía el nombre de Fuente de San Juan Bautista porque, según la tradición, en ese mismo sitio había aparecido San Juan Bautista. Este era precisamente el profeta que predicaba en Palestina a la llegada de un nuevo mesías, de un salvador del mundo, de un Cristo. Coincidencialmente en la geografía dominicana, San Juan Bautista también precede a nuestro profeta de la Maguana, Olivorio Mateo, y la Fuente de San Juan Bautista se convierte con el tiempo en "La Agüita de Liborio". Las celebraciones de San Juan Bautista se realizan con tambores -atabales, palos- en el mismo lugar donde se desarrolla Olivorio. Y una de las cosas que primero respeta Olivorio es la permanencia de las celebraciones de San Juan Bautista en el lugar; es decir, lo asume como parte de su misión.
En los siguientes enlaces pueden apreciar un toque de palos y celebraciones en la Agüita de Liborio en Maguana arriba en la cordillera central de la República Dominicana.
Después de leer sobre LIBORIO MATEO, su mesianismo, sus luchas y sus sueños, decidimos conocer más de este personaje y decidimos conocer el “Aguita de Liborio”, el sitio de peregrinación de los “liborianos”. Después de un recorrido de 30 minutos por una buena vía llegamos a Maguana Arriba en las estribaciones de la cordillera central, los últimos dos kilómetros los hicimos a pie, pues la vía necesita mantenimiento y así nos adentramos en los terrenos libres del profeta. El Aguita de Liborio es un sitio de culto, allí se siente un ambiente muy místico. Aquí Liborio hizo sus curaciones con el agua de una fuente que emana de la montaña y de ahí el nombre del sitio.
Al ingresar nos encontramos con una cruz azul grande donde se coloca una piedra sobre esta, se hace una reverencia y se pide un deseo que puede ser la cura de un mal u otra solicitud, luego se pasa a un altar donde se reza y se coloca la mano en la roca en el mismo lugar donde “papá Liborio” lo hacía, y posteriormente se pasa a una pequeña alberca o piscina, que encausa las aguas que emanan de la montaña y se hace un acto de baño y purificación.
Finalmente, al regresar a Manguana Arriba pasamos al sitio o empalizada donde vivió Liborio, donde hay un altar con velas que alumbran dos fotografías del profeta y a un lado tres tambores clasificados como membranófonos tubulares y cilíndricos de un solo parche o cuero, posiblemente de origen Congo, y se tocan en juegos de tres en los ,llamados “toques de palos” especialmente cada 24 de junio, fecha de celebración de las fiestas patronales de San Juan Bautista y el 27 de junio con motivo del aniversario de la muerte de Liborio Mateo a manos de las tropas invasoras yanquis en estos mismos parajes.
Aquí les dejo este registro fotográfico de esta aventura…
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