LA FORTALEZA DE LOS QUE NO QUERIAN VOLVER A SER ESCLAVOS
En lo alto de Pic La Laferrière, de 900 metros de altura, sobre las llanuras del norte de Haití, se levanta la Citadelle. Una fortaleza inexpugnable con apariencia de barco de guerra que sobresale de entre las nubes. En su época, se convirtió junto con sus 365 cañones en la garantía de que los haitianos no volverían a tener nunca amo, o por lo menos uno que fuera blanco.
La Citadelle fue construida por el rey Henri Christophe a comienzos del siglo XIX para defender el interior del país en caso de que los franceses decidieran volver para recuperar su antigua colonia, la única y primera nación en América que nació como resultado de una revuelta de esclavos. La estrategia a seguir era sencilla: al primer signo de posible invasión, aplicar una política de tierra quemada –quemar las ciudades, las cosechas– y retirarse a las montañas, desde las que iniciarían una guerra de guerrillas y emboscadas.
El principal deseo era sobrevivir al coste que fuera y nunca volver a ser esclavos, nunca volver a las plantaciones. Por otro lado, Christophe también quería asegurarse que no sería capturado y enviado a Francia, como le había ocurrido a Toussaint Louverture, otro líder rebelde haitiano, capturado en 1802 y que acabó sus días en una prisión de una de las regiones más frías de Francia.
El constructor, Christophe, había dirigido los ejércitos haitianos no sólo contra los franceses, sino también contra Gran Bretaña y España, durante la revuelta que duró 12 años y que acabó con la proclamación de independencia de Haití en 1804. Durante esa rebelión, Christophe aplicó por primera vez la estrategia de tierra quemada, al ordenar quemar la ciudad de Cap-Haitíen, su ciudad, cuando los franceses invadieron el puerto en 1802 con el objetivo de aplastar el levantamiento. La acción dejó a los franceses sólo con ruinas y campos arrasados.
Christophe ordenó la construcción de la fortaleza en 1805, cuando era general del ejército haitiano y gobernador de la parte norte del país. Al año siguiente, junto con Alexandre Pétion, dio un golpe de estado contra el emperador haitiano, Jean-Jacques Dessalines, otro héroe de la independencia. La muerte del emperador desató una lucha por el poder entre Christophe y Pétion, que acabó con Haití divida en dos partes, la norte cayó bajo el control de Christophe como Reino de Haití y se autoproclamó rey Henri I en 1811, la de Petión se conoció como República de Haití.
A la hora de decidir el sistema productivo a seguir, Christophe tuvo que escoger entre uno similar al de las plantaciones esclavistas, que había demostrado su éxito, o repartir la tierra entre los campesinos, que sería mejor recibido por el pueblo. El nuevo rey optó por el primero. Y pese a que no restableció la esclavitud, estrictamente hablando, sí que impuso un régimen semi-feudal, en el que se suponía que cada hombre capaz tenía que trabajar en las plantaciones. Como resultado, el norte de Haití durante su gobierno se convirtió en un reino despótico y opresivo, aunque relativamente rico.
Por el contrario, el estado del sur dividió la tierra en pequeñas posesiones. El sistema era mucho menos productivo, la economía de la mayoría de los campesinos se limitó a la de supervivencia, lo que causó que el gobierno de Pétion estuviera permanentemente al borde de la bancarrota. Pese a todas estas penurias, en el sur se dieron algunos de los gobiernos más liberales y tolerantes que jamás haya tenido Haití. Por el contrario, el rey Henri creó su propia nobleza a imagen y semejanza de las europeas. En un comienzo, 4 príncipes, 8 duques, 22 condes, 37 barones y 14 caballeros.
La Citadelle no estaba sola, sino que formaba parte de todo un sistema de fortificaciones diseñado para evitar una invasión francesa. Un francés y un inglés fueron los encargados de dirigir las obras. La Citadelle se encuentra en una montaña, Bonnet-a-L'Eveque (la Mitra del Obispo), cerca del palacio Sans Souci (el Versalles de Haití), sede del gobierno de Christophe que había construido en la ciudad de Milot, unos 40 km tierra adentro de Cap-Haitíen. La Citadelle estaba pensada para convertirse, en caso de necesidad, en el último bastión al que se retiraría el rey y su guardia personal para luchar y resistir a los invasores. Desde su situación privilegiada podían vigilar los valles cercanos, la ciudad de Cap-Haitíen y el océano Atlántico (se dice que en días despejados se puede llegar a divisar hasta la costa este de Cuba, a unos 140km de distancia).
Los haitianos equiparon la fortaleza con 365 cañones, en su mayoría capturados a los franceses, ingleses y españoles. El gran calibre de algunos de los cañones y la altura desde la que dispararían habrían permitido a los defensores bombardear a los invasores a una gran distancia, lo que habría hecho muy difícil a cualquier ejército poner sitio a la ciudadela.
Repartidas por todo el fuerte, aún se amontonan más de 50.000 balas de cañón, ordenadamente apiladas formando pirámides, el bombardeo podría haber sido interminable. En el recinto había ocho grandes cisternas de piedra, que recogían el agua de la lluvia, y multitud de almacenes. Cisternas y almacenes estaban diseñados para almacenar suficiente agua y comida para que una guarnición de 5.000 hombres pudieran resistir un año. La fortaleza contaba, además, con estancias palaciegas para alojar al rey y a su familia. También había mazmorras, baños y hornos para hacer pan.
La construcción fue larga y costosa, se necesitaban meses para llevar un único cañón desde la costa a lo alto de la fortaleza. Desafortunadamente, para un país que quería huir y olvidar la esclavitud, la fortaleza fue construida con un sistema muy similar al del trabajo forzado, 20.000 hombres trabajaron durante 15 años.
Los muros de 4 metros de grosor y que alcanzan alturas de hasta 40 metros convertían la Citadelle en una fortaleza inexpugnable. Por si fuera poco, estaba rodeada por fuertes caídas en tres de sus flancos, excepto el trasero. Para proteger este posible punto débil se construyeron otros cuatro pequeños fuertes, en el Site des Ramiers. Dentro de las murallas, el fuerte tiene, además, una serie de puertas defensivas con puentes levadizos y pasadizos ciegos para engañar a los atacantes. Finalmente, en el corazón de la ciudadela se encuentra el patio central, que alberga el cuartel para los oficiales.
La Citadelle nunca se utilizó, no hubo invasiones, sólo intentos de bloqueo económico. Las potencias coloniales temían que la revuelta de esclavos de Haití pudiera servir de inspiración para levantamientos similares en el Caribe o en los Estados Unidos. El historiador Patrick Bellegarde-Smith, autor de “The Breached Citadel”, sostiene que fue la incapacidad de Francia para sofocar el levantamiento haitiano la que motivó a Napoleón a vender las posesiones francesas en Norte-América, la Adquisición de Luisiana en 1803.
En un país como Haití, Christophe y su fortaleza tienen un lugar reservado no sólo en su historia, sino también en las creencias populares. En una cultura con una extendida creencia en lo sobrenatural, hay leyendas en las que se relatan los vuelos mágicos de Christophe entre su palacio y la cumbre de la Citadelle. “Christophe era un gran hombre con una gran magia”, afirma uno de los guías que hoy enseña el recinto a los turistas.
Otra de esas leyendas cuenta que después que su cuñado muriera en una explosión en la Citadelle, Christophe se enfureció de tal manera que dirigió el más grande de sus cañones hacia el cielo y desafió a Dios para que luchara con él. Según esta leyenda, Christophe disparó el cañón al cielo, aunque en vez de la bala salir disparada hacia las alturas, fue el cañón el que se hundió en el suelo.
En julio de 1820, Christophe sufrió un ataque al corazón mientras asistía a misa en la cercana localidad de Limonade. Christophe quedó paralizado. Otra vez, una leyenda cuenta que el ataque de Christophe fue causado por el espíritu de un sacerdote local, al que él había encarcelado y ejecutado.
Christophe no se recuperaría jamás de ese ataque al corazón y con algunas de sus tropas amotinadas, temiendo un golpe de estado, se suicidó disparándose una bala de plata al corazón el día 8 de octubre de 1820. El pueblo hacía tiempo que se encontraba tajantemente en contra de él y de su modelo feudal. A pesar de los esfuerzos de Christophe para impulsar la educación y establecer un sistema legal, Henri fue un monarca impopular y autocrático, que además de al descontento dentro de su reino, tuvo que hacer frente al constante conflicto con el sur.
Después del suicidio, su cuerpo fue llevado por sus seguidores a la Citadelle para ser enterrado. Allí lo cubrieron con cal viva para evitar que sus enemigos mutilaran el cadáver. Un túmulo de piedra caliza en uno de los patios interiores se cree que señala su tumba. Al poco, la Citadelle fue abandonada.
Las dimensiones colosales de la fortaleza la han convertido en uno de los símbolos nacionales de Haití. Para muchos haitianos es un símbolo de la lucha por su propia libertad y de lo que pueden conseguir cuando deciden unirse en vez de luchar entre ellos. El anterior presidente, Jean-Bertrand Aristide, dijo en su día que “la Citadelle refleja los sueños que nuestros padres tenían para el país”. Dejando a un lado los claroscuros de su construcción.
La ciudadela, que ocupa 10.000 m2, es un edificio angular, por lo que ofrece un aspecto diferente en función del punto en el que se encuentre el observador. Los cimientos del edificio fueron construidos directamente sobre la roca y sujetados usando una mezcla de mortero que incluía cal viva, melaza y la sangre de las vacas y chivos. Supuestamente, estos animales eran sacrificados derramando su sangre sobre las paredes en construcción para que los espíritus y dioses vudú proporcionasen poder y protección a la estructura. Tal vez es esa protección la que le ha permitido resistir varios terremotos desde su construcción.
Es la fortaleza más grande del hemisferio occidental, la más grande de toda América y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Actualmente es visita obligada para los turistas que visitan la isla.
Tomado de
http://www.cabovolo.com/2009/08/citadelle-laferriere-fortaleza-haiti.html
Me encantó...super interesante...bien logrado....gracias por compartir culturas....Felicitaciones, te sigo...te sigo....Gracias.....
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