Por Frank
Moya Pons
Estos candidatos civiles se vieron obligados a
abandonar la contienda para escapar de la violencia y proteger sus vidas. Las elecciones
se celebraron con la participación de un candidato único, el General Rafael
Trujillo, Jefe del Ejército, quien en febrero de ese año había orquestado un
golpe de Estado que obligó al depuesto presidente Horacio Vásquez a exiliarse
en Puerto Rico. Sobra decir que la abstención electoral fue abrumadora, pero
Trujillo "ganó" las elecciones con la casi totalidad de los votos
emitidos.
El 16 de agosto de ese mismo año, Trujillo juró
como nuevo Presidente de la República Dominicana ante un pueblo aterrorizado
que observaba incrédulo como este advenedizo social de dudosas credenciales
morales, originario de una familia de cuatreros, había ascendido rápidamente
desde los rangos inferiores de la milicia a la primera magistratura de la
Nación.
Trujillo tenía tan poca aceptación dentro del
electorado que uno de los slogans más populares de la campaña era "no
puede ser", pero sus bandas de delincuentes armados y las patrullas
militares que aterrorizaban a los ciudadanos obligaron al retiro de sus
opositores de las elecciones. Fue así como el Jefe del Ejército se convirtió en
el Presidente del país y, para despejar el panorama de desconfianza nacional, inició
su mandato con el tema "no hay peligro en seguirme".
Dos semanas después de Trujillo haber tomado posesión,
el día 3 de septiembre de 1930, la ciudad de Santo Domingo fue azotada por uno
de los huracanes más fuertes y destructivos de su historia. Entre los
sobrevivientes de esta tormenta se encontraba un trío de músicos cubanos que
habían llegado a Santo Domingo trece días antes de las elecciones para realizar
una serie de presentaciones.
En aquellos años la República Dominicana mantenía
frecuentes contactos e intercambios culturales con Cuba. Entonces la ciudad de
La Habana era un centro artístico muy activo que irradiaba su influencia sobre
todo el Caribe y México, y exportaba músicos y cantantes que difundían con
éxito el son, un género más popular que las tradicionales danzas españolas o
los danzones y danzonetes criollos.
A fines de la década de los años veinte, ni
siquiera el bolero, que era entonces un incipiente género musical caribeño,
podía competir con la popularidad del son cubano. En esos años, el son era una
forma de expresión que había alcanzado la madurez, y sus orígenes podían rastrearse
con facilidad hasta la segunda mitad del siglo 19.
El Trío Matamoros, el grupo musical cubano más
famoso de esa época, llegó a Santo Domingo el 3 de mayo de 1930. La carrera
artística de este grupo abarcó casi 50 años e hizo historia en el Caribe y
América Latina, así como en las comunidades latinas de los Estados Unidos. En
1930 Los Matamoros eran ya famosos y recibieron una calurosa bienvenida en la
República Dominicana, donde permanecieron por varios meses.
Nuestros tres músicos, Rafael Cueto, Siro Rodríguez
y Miguel Matamoros hospedaron en el tercer piso de una residencia privada en un
vecindario densamente poblado conocido como "Borojol", centro de la
vida nocturna de la ciudad. El término "borojol" se deriva de la
hispanización de Borough Hall. Los marines de los Estados Unidos, que ocuparon
y gobernaron la República Dominicana de 1916 a 1924, popularizaron el nombre de
este barrio.
Miguel Matamoros era el líder del Trío y él contó
las experiencias vividas en el huracán en una entrevista publicada por el
sociólogo Dagoberto Tejeda Ortiz en 1971 (Ver: Dagoberto Tejeda Ortiz, "El
Ciclón y los Matamoros", Ultima Hora, Santo Domingo, 3 de octubre de 1998,
p. 36.):
"En el año 1930 nosotros fuimos a Santo
Domingo por primera vez; sí recuerdo que en esos días tomó posesión de la presidencia
Rafael Leónidas Trujillo. Allí nos cogió eso, el ciclón San Zenón, dos días
antes de la fecha que teníamos señalada para regresar a Cuba.
"Ese día del ciclón amaneció lloviendo
muchísimo y había mucho viento y nadie se atrevía a salir a la calle; nosotros
vivíamos en la casa de una amiga llamada Luz Saldaña. Entonces yo le digo a
Siro y a Cueto: "Oigan, voy a salir", y por mucho que traté no pude
hacerlo. El ciclón causó más de cuatro mil muertos y veinte mil heridos".
"El viento era tan fuerte que se llevaba las
tejas del techo de la casa donde estábamos. Yo salí de la sala y me metí en la
cocina, me escondí debajo del fogón de mampostería, de esos de tres o cuatro
hornillas, llegó el momento en que yo creí que no hacía el cuento. El ciclón
hizo mucho daño, y a mí me hizo mucho daño porque vi mucha gente muerta...
Después que salimos de Santo Domingo yo compuse ese Son que se llama "El
Trío y el Ciclón".
He aquí el texto de esa canción, según la grabación
realizada poco después de los hechos:
En una
tarde de inquietud
Quisqueya
vióse de pronto de pavor sumida.
Reinaba
allí la lluvia, la centella,
y la mar
por doquiera embravecida.
Horas
después quiso la aciaga suerte
sólo
dejar desolación, gemido,
el
imperio macabro de la muerte
sobre el
pueblo entero destruido.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Ayy,
espiritistas inciertos
que
muchos hay por allá...
Ayy,
espiritistas inciertos,
que
muchos hay por allá,
porfiaban
con terquedad
que los
del Trío habían muerto
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Ayy, esto
fue lo más sabroso:
que el
Trío en un aeroplano...
Esto fue
lo más sabroso:
que el
Trío en un aeroplano
volviera
a suelo cubano
para
seguir venturoso.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Ayy, aquí
termina la historia
de tan
tremendo ciclón...
Aquí
termina la historia
de tan
tremendo ciclón:
los
muertos van a la gloria
y los vivos a bailar el son.
Cada vez
que me acuerdo del ciclón
se me
enferma el corazón.
Hoy es importante esta entrevista porque en un foro
de aficionados a la música popular en el internet (www.groups.com /hobby
/ptopic63979.html) alguien, citando la memoria oral de su madre, disemina la
falsedad de que esta composición fue hecha por Miguel Matamoros para conmemorar
un ciclón que pasó por Cuba en el año 1933. Sin embargo, un sitio más
profesional de música popular (www.laconga.org/matamoros_cp.htm), que contiene
una biografía musical de Miguel Matamoros establece claramente que "El
Trío y el Ciclón" surgió de la experiencia en Santo Domingo: "Los
Matamoros salieron a República Dominicana de donde trajeron nuevas
composiciones, El Trío y el Ciclón y la célebre Lágrimas Negras, ambas fruto de
experiencias reales". En la entrevista también queda claro el origen de
"Lágrimas Negras" y de otro famosísimo son de los Matamoros,
"Son de la Loma".
Sobre la primera de estas dos canciones Miguel
Matamoros le contó a Tejeda Ortiz: "Lágrimas Negras. Sí, es un bolero-son,
pero no lo compuse por un asunto mío, no señor, sino por una vecina que siempre
llegaba a la casa lamentándose de que el marido, sin razón, la había dejado
abandonada, por eso la poesía dice "Aunque tú me has dejado en el
abandono, aunque tú has muerto todas mis ilusiones...". Sobre el segundo
son la memoria de Miguel Matamoros es la siguiente: "Una noche en que yo
estaba dando una serenata en Trocha y San Pedro, frente al sanatorio "La
Colonia Española"... entonces de una casa cercana salió una señora con su
hija, pequeñita ella, y me dice así: "Señor, señor, mi hija quiere conocer
a los cantantes, quiere saber de dónde son". Entonces yo me inspiré en esa
pregunta y esa misma noche hice el resto de la poesía. No, no señor, la gente
no sabe lo que dice: Son de la loma, quiere decir, que son de Santiago; y
cantan en llano quiere decir que cantan en La Habana".
El huracán que destruyó gran parte de Santo Domingo
en 1930 fue llamado San Zenón a partir del miércoles 14 de septiembre, once
días después del huracán y cuatro días después que el periódico reinició su
publicación. Hasta entonces le llamaban indistintamente la tormenta, el ciclón,
o el huracán del 3 de septiembre.
San Zenón pudo haber sido una más de las típicas
grandes tormentas caribeñas de no haber sido por el rápido crecimiento que
había experimentado la ciudad de Santo Domingo durante la década de 1920 debido
a la migración acelerada de los campesinos que trataban de escapar de la
pobreza. El censo municipal de 1919 registró apenas 26,812 habitantes en la
ciudad, pero en 1935 la población había alcanzado la cifra de 116,992. Se
estima que la población de la ciudad en el año de 1930 era cercana a 50,000
habitantes. Si las cifras oficiales de 4,000 muertos y 19,000 heridos son
ciertas, entonces uno de cada dos habitantes de la ciudad sufrió heridas o
murió a causa del huracán, haciendo de este fenómeno uno de los peores, sino el
más letal en la historia del Caribe, hasta hoy.
El ciclón fue percibido como tal por los moradores
de la ciudad así como por los funcionarios públicos que tuvieron que
enfrentarlo. Cuando el periódico Listín Diario logró circular nuevamente el 10
de septiembre, una semana después del meteoro, el titular de primera página
decía que "fue azotada la ciudad por un huracán de intensidad
apocalíptica, el cual la redujo a escombros en pocas horas sembrando el
exterminio". De acuerdo con esta fuente, el 70% de las casas de la ciudad
quedaron totalmente destruidas y un primer estimado decía que el número de
muertos ascendía a más de 3,000, en adición a más de 8,000 heridos.
En la entrevista concedida por Miguel Matamoros
también se lee que "los muertos los cargaban al parquecito que actualmente
está frente al fuerte de Santa Bárbara, en lo que era el centro de Borojol, frente
al antiguo cabaret La Perrera y las cercanías del aristocrático (sic) Bombillo
Rojo". Por otra parte, los muertos recogidos en la parte sur de la ciudad
los amontonaban y los cremaban en la entonces llamada Plaza Colombina que luego
recibió el nombre de Parque Infantil Ramfis y que hoy se conoce como Parque
Eugenio María de Hostos, frente al obelisco de la Avenida George Washington.
Una noticia positiva fue que la antigua zona
colonial soportó la tormenta bastante bien ya que la mayoría de las casas y
edificios públicos estaban construidos en piedra o en mampostería, aunque
muchos perdieron sus tejas y sus puertas, y muchas ventanas sufrieron daños.
Esta información no debería sorprendernos porque la
parte colonial de Santo Domingo tenía más de 400 años de antigüedad y había
enfrentado muchos huracanes anteriormente. La devastación, por tanto, tuvo
lugar en los barrios nuevos creados por los inmigrantes recientes que
invadieron la ciudad tras terminar los trabajos de las primeras carreteras que
conectaban la capital con el interior del país. Estas carreteras comenzaron a
ser construidas por el gobierno militar norteamericano entre 1917 y 1922, y
continuaron durante el gobierno de Vásquez entre 1924 y 1930.
Antes de las carreteras, la capital de la República
Dominicana parecía más una capital de provincia que una urbe de importancia,
con menos de 70 manzanas urbanizadas encerradas dentro de sus antiguas murallas
coloniales. Recuérdese que todavía en 1911 el pueblo de San Carlos y sus
alrededores funcionaban como un municipio independiente de la ciudad de Santo
Domingo, y la capital apenas había comenzado a extenderse tímidamente fuera de
las murallas hacia el barrio conocido como "Ciudad Nueva", al oeste
de los muros, y hacia la llamada Villa Francisca, al norte.
Un buen artículo, como todos los que comparte Sergio, que me enseña algo de historia de República Dominicana y del Trio Matamoros.
ResponderEliminarMuchas gracias Santana.
LUCHO MENA
Sergio, simplemente maravilloso.
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