El martes 30 de mayo de 1961, a las 9:45 de la noche, en el km 9 en la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal, el auto en el que viajaba el dictador Rafael Leonidas Trujillo fue ametrallado en una emboscada urdida por Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel («Tunti»), Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda. El vehículo recibió más de 60 impactos de balas de diversos calibres, de los cuales siete dieron en su cuerpo causándole la muerte; su chófer Zacarías de la Cruz recibió varios impactos, pero no perdió la vida, aunque los ajusticiadores lo dieron por muerto. Las armas fueron proporcionadas por la CIA y durante meses habían sido ocultadas por el estadounidense Simon Thomas Stocker, contactado por la CIA bajo el nombre en clave de «Héctor» y residente en la República Dominicana desde 1942.
Varias horas después de la muerte de Rafael Trujillo, su hijo Ramfis Trujillo, quien se encontraba en París, alquiló un avión y regresó a Santo Domingo en las primeras horas del miércoles 31 de mayo, poniéndose de inmediato al frente de la situación y convirtiéndose en el hombre fuerte del país, aunque Joaquín Balaguer seguía formalmente al frente de la presidencia. El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y todos los servicios de seguridad del estado realizaron amplias redadas en todos los sectores de la ciudad buscando a los ajusticiadores.
El 2 de junio de 1961 agentes del SIM irrumpieron en la casa de una tía del teniente Amado García Guerrero donde lo asesinaron de varios disparos de ametralladoras. El 4 de junio de ese mismo año fueron asesinados otros dos implicados, Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza. El 10 de junio fue apresado y torturado el general José René Román Fernández («Pupo»), secretario de las Fuerzas Armadas de la dictadura, ya que se descubrió que éste estaba vinculado al asesinato de Trujillo. El 18 de noviembre fueron capturados Roberto Rafael Pastoriza Neret, Pedro Livio Cedeño Herrera, Luis Salvador Estrella Sadhalá, Modesto Díaz Quezada, Huáscar Antonio Tejeda Pimentel y Luis Manuel Cáceres Michel («Tunti»). Fueron llevados a la «Hacienda María» en San Cristóbal, donde fueron fusilados por el mismo Ramfis Trujillo. Los únicos que sobrevivieron a las torturas y fusilamientos fueron Luis Amiama Tió, falleció años después en Estados Unidos, y Antonio Imbert Barrera.
En el mismo sitio donde fue abatido el tirano la Secretaría de Cultura en homenaje a los que ajusticiaron a Trujillo se construyó la Plaza de los Héroes del 30 de mayo. En el monumento, en una placa sobre una piedra se lee la frase del poeta, político y pensador cubano José Martí:
"Cuando se muere en brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe; empieza, al fin con el morir, la vida".
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