jueves, 3 de noviembre de 2011

LA LUCHA DE LAS HERMANAS MIRABAL

Las hermanas Mirabal, también conocidas como Las Mirabal o Las Mariposas (Patria Mercedes, Minerva y María Teresa Mirabal), fueron tres hermanas dominicanas que se opusieron fervientemente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Una cuarta hermana, Bélgica Adela "Dedé" Mirabal, no tuvo un papel activo en las actividades contra el dictador. Cabe destacar que Patria no tenía el mismo nivel de actividad política que sus otras hermanas. Ella las apoyaba, incluso prestaba su casa para guardar armamentos y herramientas de los luchadores antitrujillistas, pero quienes siempre dieron la cara fueron Minerva y María Teresa. Esta última se unió a las actividades, al ver el ejemplo de sus hermanas.


Primeros años, estudios y activismo antitrujillista

Las hermanas Mirabal crecieron en un hogar rural acomodado de la sección Ojo de Agua, en el municipio de Salcedo. El padre de las hermanas, Enrique Mirabal, fue un exitoso hombre de negocios. Estudiaron como internas en el prestigioso Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, dirigido por monjas españolas de la Orden Terciarias franciscanas de Jesús y María, donde tanto Minerva como María Teresa destacaron por su inteligencia e interés en los estudios.

Con Trujillo en el poder, la familia Mirabal perdió casi toda su fortuna. Las Mirabal creían que Trujillo llevaría al país al caos y por ello entraron a formar parte de un grupo de oposición al régimen, conocido como la Agrupación política 14 de junio. Dentro de este grupo eran conocidas como Las Mariposas, pues ése era el nombre con que Minerva se identificaba en sus relaciones políticas. Minerva y María Teresa, fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias ocasiones. A pesar de estas situaciones, continuaron en su lucha por terminar con la dictadura. Después de varios encarcelamientos, Trujillo decidió eliminar a las hermanas.

Trama de Trujillo, emboscada y posterior asesinato

El 18 de mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa habían sido juzgadas en Santo Domingo, al igual que sus esposos, por atentar contra la seguridad del estado dominicano. Se les declaró culpables y fueron condenadas a tres años de prisión. En un gesto extraño, el 9 de agosto y por disposición expresa de Trujillo, Minerva y María Teresa fueron puestas en libertad, mientras que sus maridos continuaron en prisión. Estas disposiciones de Trujillo tenían doble propósito: por un lado, pretendía demostrar su "generosidad"; por el otro, les daba la libertad a aquellas personas a quienes él quería seguir hostilizando, el caso de las Mirabal.

No bien habían pasado un par de semanas de la libertad y ya existían informes sobre reuniones secretas contra el régimen encabezadas de nuevo por las hermanas Mirabal. Esto rebosó la copa de la tolerancia de Trujillo, quien le ordenó al general Pupo Román un plan para desaparecer definitivamente a las hermanas Mirabal. Le recomendó usar al SIM (Servicio de Inteligencia Militar) para su ejecución. La primera medida que tomó Pupo Román fue el traslado de los esposos presos a la cárcel de Salcedo, al parecer aparentando benevolencia, pues de este modo no tendrían que realizar largos viajes a la cárcel de La Victoria, que era donde cumplían sus penas. En verdad, esto era el inicio de la capitalización del plan para la eliminación de las hermanas Mirabal.

El general Pupo Román, cumpliendo las orientaciones de Trujillo, dejó en manos del SIM, a la sazón dirigido por el Mayor Cándido Torres Tejada, dar cumplimiento a la orden. Torres Tejada se dirigió a Santiago y le dio las instrucciones al jefe del SIM en la zona norte, el entonces teniente Víctor Alicinio Peña Rivera. Al día siguiente, el cabo de la Policía Nacional Ciriaco de La Rosa llegó a los cuarteles del SIM en Santiago para cumplir con el plan, solicitó cuatro agentes y un vehículo para conformar el escuadrón de acción, Peña Rivera asignó a Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Néstor Antonio Pérez Terrero y Ramón Emilio Rojas Lora. El 18 de noviembre el escuadrón regresó sin cumplir la orden, alegando que las hermanas Mirabal viajaban con niños; el 22 de noviembre regresaron de nuevo, alegando las mismas causas, pero el 25 de noviembre se pudo comprobar que en esa visita no andaban con niños, sino con un chofer, Rufino de la Cruz, y otra de sus hermanas, Patria, y se decidió entonces ejecutar el macabro plan.

Tras despedirse de sus respectivos maridos, en el patio de la prisión, las tres hermanas y el chofer salieron rumbo a Salcedo. Ya fuera de Puerto Plata, el jeep se desplazaba por la serpenteante carretera Luperón y, al llegar al puente de Marapica, fueron detenidos por cuatro hombres en un vehículo, el cual atravesaron en medio del puente. Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de éstos se montaban con el chofer en el jeep, y se dirigieron hacia La Cumbre donde estaba la casa, en la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones finales.

Los dos vehículos entraron al patio de la casa. Las hermanas y el chofer fueron llevados a la fuerza por los sicarios dentro de la casa. De inmediato Peña Rivera hizo una seña a de la Rosa para que actuaran, y se retiró hacia una lejana habitación de la casa. Entró a la casa y los repartió entre sus otros tres compañeros que debían ejecutar el plan, al igual que pañuelos para ahorcar a las víctimas. Fue así entonces como durante varios minutos se emitieron quejidos y alaridos que no pudieron escucharse fuera de la estructura de la vivienda construida de adobe y forrada de caoba, y, con la respiración entrecortada, los sicarios dieron por teminada su labor de exterminio. Los cuerpos de las mujeres y el hombre ya no hacían ningún movimiento convulsivo, las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de tráfico. El sargento de la Rosa se dirigió entonces al aposento donde estaba Peña Rivera y le dijo: "Señor, misión cumplida."

Repercusiones

Trujillo creyó en el momento que había eliminado un gran problema. Sin embargo, el asesinato le trajo muchos inconvenientes y fue el principio de su desgracia. La muerte de las Mirabal causó gran repercusión en la República Dominicana. La publicidad resultante provocó que el pueblo dominicano se mostrara cada vez más proclive a apoyar a las Mirabal y sus ideales. Esta reacción contribuyó a despertar conciencia en el público y finalmente culminó con el asesinato del dictador el 30 de mayo de 1961.

Juicio e impunidad

En junio de 1962 se inició el juicio en contra de los acusados y cómplices del asesinato de las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz. En el banquillo de los acusados fueron sentados los autores materiales e intelectuales del cuádruple crimen.

El tribunal condenó a los principales acusados a la pena máxima de 30 años, excepto a Ciriaco de la Rosa, que de manera insólita fue condenado a sólo 20 años por supuestamente colaborar con la aclaración del crimen, aunque realmente nunca las cumplieron. Tiempo después, y con la ayuda de grupos militares trujillistas, fueron provistos de pasaportes y sacados de la República Dominicana, algunos regresaron cuando el crimen prescribió (a pesar que este tipo de crimen nunca prescribe).

Entierro y vigencia

Las Mirabal están enterradas en Ojo de Agua, en las afueras de la ciudad de Salcedo, en la ahora llamada provincia Hermanas Mirabal en la República Dominicana. El lugar se ha convertido en un museo en su honor y está abierto al público. También hay allí una biblioteca, una librería y una tienda de recuerdos. Enterrados en el mismo lugar también están los restos de Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien fue esposo de Minerva. Allí se conservan sus trajes, sus pertenencias y sus habitaciones tal y como estaban en el momento de su muerte. No lejos de allí vive la única hermana Mirabal que no fue asesinada: Dedé.


En honor a estas valientes mujeres cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Esto fue establecido en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá, Colombia, en 1981.

El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en conmemoración del sacrificio de las hermanas.

La escritora norteamericana de origen dominicano Julia Álvarez escribió una novela basada en las hermanas Mirabal, con el título En el tiempo de las mariposas (In the Time of Butterflies), que en el año 2001 fue llevada al cine por Mariano Barroso con Salma Hayek como protagonista. Otras películas sobre las luchas de Las Mirabal son Crimen de Etzel Báez (2008) y Trópico de sangre de Juan Delancer (2010), y varios documentales.


Otras obras literarias destacadas sobre la lucha de las mariposas son “Tres heroínas y un tirano” de Miguel A. García y “Minerva Mirabal, historia de una heroína” de William Galván.

Una provincia del país y una de las estaciones del Metro de Santo Domingo llevan su nombre.

Un sello de correos se emitió en honor a las hermanas Mirabal. El 2 de octubre del 2007 se emitió un billete de 200 pesos alusivo a las hermanas. El único billete que se ha emitido sin la imagen de los padres de la patria.


Trujillo le negó la licencia del estado a Minerva para que ésta pudiera ejercer la profesión de derecho en la República Dominicana después de haberse graduado con Magna Cum Laude en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Minerva, se inscribió en la universidad aprovechando un viaje de Trujillo a España. Años después, la facultad de derecho de la alta casa de estudios lleva el nombre de la heroína.



Información básica tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Hermanas_Mirabal

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